Se puede destacar el papel del Estado como supervisor y organizador
del sistema laboral. Eran muy pocas las actividades que se realizaban
independientemente del estado o, en ocasiones, de los templos, reduciéndose a
los grupos de trabajadores que suministraban los bienes y alimentos necesarios
de pequeñas ciudades o poblados.
Otro de los aspectos a destacar es la condición social de
los trabajadores que, en su mayoría, son una población libre y socialmente homogénea.
La diferenciación social más importante se da entre las distintas clases de artesanos.
También hay que resaltar las escasas diferencias que existían entre la población
campesina y los esclavos y servidumbre doméstica.
Es importante destacar la labor de las mujeres, las cuales
disfrutaron de una posición social muy favorable. Tenían capacidad jurídica propia
pudiendo poseer propiedades de cualquier tipo. Sin embargo su contribución más
importante fue la manufactura de los productos agrícolas y en el trabajo del
lino, papiro, etc.
Cabe señalar la poca importancia que tuvieron los esclavos
en el sistema productivo y su reducido número pese a lo que está extendida la
idea contraria.
Debido a la escasez de fuentes de información, la mayoría de
esta se refiere al trabajo agrícola, hay que manejar esta con cautela. Por otra
parte la información acerca de la remuneración de los trabajadores es prácticamente
nula o inexistente, y actividades como la de curtidores, joyeros, etc., son prácticamente
desconocidas, mencionándose exclusivamente en textos de carácter oficial o
estatal.
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