Aunque ya existían durante el imperio medio, conocemos sobre
todo por las tumbas de la dinastía XX, una lista de estrellas que reflejan la posición
de las mismas en cada una de las doce horas nocturnas durante quince días; es decir,
se elaboraron 24 de estas tablas anualmente. Para situarlas correctamente, dos sacerdotes,
en la azotea de un templo, se colocaban uno frente a otro siguiendo un eje
norte-sur. Uno de ellos miraba a través de la hendidura practicada en la parte superior
de una tablilla que sostenía verticalmente y, alineándola con la estrella polar,
pasando antes por la plomada que suspendía el segundo sacerdote, determinaba el
punto de referencia para indicar que una estrella había pasado por eses
meridiano fijo. Después recogía la información en la lista citada, procediendo
a describir las posiciones en relación con el cuerpo del sacerdote enfrentado y
su variación por horas. Por ejemplo, se escribía: en la primera hora Orión está
sobre la cabeza, en la segunda hora Sotis está sobre el hombro derecho, en la
tercera hora, la Cabeza de Pájaro está sobre la oreja izquierda, y así sucesivamente,
incorporando a la relación un dibujo del cuerpo humano con las estrellas localizadas
en la parte citada del mismo. A continuación el segundo de los sacerdotes
realizaba la misma operación que antes
hizo su compañero, para reflejar así la otra mitad celeste.
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