Seguramente, en un principio, la magia y la religión fueron
los remedios más utilizados para combatir la enfermedad. Por esta razón coexistían
tres tipos de sanadores: los sacerdotes de Sacmis, los magos y los médicos (Sunus),
que además solían ser escribas de cargos religiosos y políticos. A medida que
se realizaron estudios y prácticas racionales, la confianza de médicos y
pacientes fue descansando cada vez más en los tratamientos con drogas, dietas
alimenticias e intervenciones quirúrgicas y menos en la magia. Sin embargo,
esta se encontraba presente en sus creencias religiosas y, dado que la religión
lo impregnaba todo en Egipto, cualquier
actividad pública y privada no es de extrañar que formara parte de las prácticas
médicas
En Egipto, los sacerdotes eran los encargados de canalizar las
curaciones religiosas a través de los sanatorios que existían en algunos templos.
El paciente durante un sueño natural, o bien provocado por las drogas, confiaba
en recibir alguna indicación divina que le ayudara a mejorar su estado de salud.
Otro método religioso consistía en bañarse completa o parcialmente, o beber
agua que había pasado sobre la estatua de una deidad que estaba cubierta de
oraciones y fórmulas mágicas escritas en su superficie.
Esta medicina sacerdotal fue apoyándose cada vez más en los
remedios físicos. De todos modos la magia aparece en distintas proporciones en
los papiros que conocemos. Entre los 1200 diagnósticos y recetas de los papiros
médicos de Kahoun, Smith, Ebers y de Berlín, se cuentan 30 hechizos, y en cambio,
solo 25 de las 60 recetas que contiene el papiro de Londres. Las compilaciones
que conocemos, no pueden ser tomadas como libros didácticos, a pesar de que
estos debieron de existir, sino como auxiliares, seguramente para uso particular
de algún médico. Probablemente la enseñanza médica, a partir de cierto nivel,
participó del mismo secreto que otras disciplinas, transmitiéndose, de forma
oral y bajo juramento de no divulgar lo aprendido. El papiro de Ebers se
refiere claramente a remedios secretos y llama al libro sobre el corazón y las
venas “iniciación al secreto médico"
La práctica de la momificación debió de proporcionar a los
egipcios gran parte de sus conocimientos anatómicos, así como destreza en la disección
y reparación del cuerpo humano.
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